lunes, 15 de diciembre de 2008

PARROQUIA DE SANTA MÓNICA en RIVAS, de IGNACIO VICENS y JOSÉ ANTONIO RAMOS







Hace dos o tres números, la revista ARQUITECTURA del COAM presentaba en portada un vista del interior –aún en obras- de la PARROQUIA DE SANTA MÓNICA, en RIVAS-VACIAMADRID. Las fotos que publicaban en el artículo correspondiente tenían una pinta estupenda, no así el texto que las acompañaba, que parecía no tener nada que ver con las fotos. Hace unas semanas me llegó la noticia de que se había inaugurado, y con esas imágenes en la cabeza me propuse ir a verla.

La PARROQUIA DE SANTA MÓNICA es un edificio de grandísimo interés.

De planta muy alargada, ocupa la mayoría del solar, dejando únicamente un patio longitudinal, de acceso y servicios, paralelo a uno de sus lados largos. Concebido como una caja ciega de áspero acero oxidado (¿cortén?), recuerda al pecio de algún ingenio submarino recién rescatado del fondo del mar. Presenta una proa en curva de afiladísimo remate en uno de sus extremos, y en el otro los volúmenes piramidales de varios lucernarios que se disparan como púas de un gigantesco erizo. La parte baja de la curva se aprieta contra si misma para abrir un hueco que nos permite entrar en la gran caja oxidada. Al sur unos grandes ventanales -de lo que deben ser las dependencias parroquiales- se cierran con vidrio opal, de forma que no hay trasparencias que desvelen el secreto del interior; y al norte, los huecos estiradísimos de la nave de la iglesia se tamizan con chapa perforada perfectamente enrasada con el resto de la fachada para no romper el continuo de la piel de acero.

Al entrar, el efecto de caja cerrada desaparece para encontrar un local lleno de luz. Uno aparece en un pequeño vestíbulo negro desde el que accede a la sacristía (y supongo que otros locales de servicio), a la capilla de diario y a la iglesia.

La capilla de diario tiene un zócalo completamente pintado –no se por quien, pero está muy muy bien- quizá de dos metro de altura, y por encima una “raja” de vidrio que nos permite contemplar-compartir el interior de la iglesia sin llegar a ver a las personas que puedan estar en él. El altar, en un material cristalino ligeramente volado sobre la grada, sencillísimo y cúbico, maravilloso.

En la iglesia, largos laterales con zócalo de piedra negra y paños blanquísimos por encima, en los que se abren huecos verticales que perforan el muro en diagonal y materializan la luz (la ves entrar por ellos perfectamente, sólida, con forma de prisma); el frente, en lugar de retablo –o mejor, como retablo- un juego de volúmenes y huecos en blanco y oro, rico en movimiento y en luz que, por cierto, nunca llega a molestar; en la parte de atrás, el coro.

Especial cuidado parece que han tenido los arquitectos en la imaginería y en el diseño de los objetos propios del presbiterio. Las dos imágenes, una de Santa María y otra de Santa Mónica, son sensacionales, actualísimas y a la vez muy figurativas, de esas que cualquier puede entender, valorar, admirar, rezar. Parece que son de un tal JAVIER VIVER, a quien habrá que investigar. Los dos atriles y el altar (de proporción muy cuadrada en planta, por cierto) pintados -tampoco se por quien- tan bonitos. Los soportes de las velas, la cruz, el propio crucificado, un poco años sesenta-setenta pero tan bien puestos. La pila bautismal cilíndrica ...

Un detalle más: las puertas. Para acceder al edificio, una gran puerta doble gorda, de caja fuerte. Para entrar a la capilla de diario, otra puerta gorda, blanca, de esas que a uno le dan la impresión de estar desplazando el tabique para entrar en un lugar misterioso, protegido, santo. Y las puertas que dan acceso a la iglesia, en cambio, ligerísimas: generosas, pivotantes, de vidrio transparente de arriba abajo, con su tirador cilíndrico de acero inoxidable, invitando a entrar y, supongo, a la vez permitiendo que algún que otro padre pueda seguir las ceremonias largas sin que los niños, jugando, den la lata al resto de los asistentes ...

Me dijeron que algunos manifestaron violentamente su desacuerdo con la construcción de la iglesia causando destrozos cuando quedaba poco para la inauguración. No sé qué hay de verdad en esto, ni hasta donde llegaron esos individuos y esos destrozos. Pero creo que, independientemente de las convicciones personales de cada uno, tener un edificio como este es una suerte: indudablemente habla muy bien de sus promotores, y de RIVAS. Lástima que los radicales no suelan razonar, sino intentar tener la razón por la fuerza.

Si a alguno le interesan,
aquí dejo algunas fotos: no son muy allá, pero pueden servir para “abrir el apetito”.

Por cierto, he releído la memoria publicada en ARQUITECTURA (es el número 350) y confirmo lo que decía al principio: coincide con este proyecto en que se trata de una iglesia alargada. El resto, nada de nada ...
IGLESIA DE SANTA MÓNICA. VICENS Y RAMOS ARQUITECTOS. Avenida de la Integración c/v calle de la Libertad. 28522 Rivas-Vaciamadrid. MADRID.

4 comentarios:

Alfaraz dijo...

A L U C I N A N T E

Tenia muy buenas referencias de la parroquia, y las fotos que traes aquí confirman las espectativas.
Vamos, que yo me pienso preparar una excursion, y la voy a proponer para que en la Semana de la Arquitectura del 2009 la incluyan en las visitas.

Tks. !

xGaztelu dijo...

ALFARAZ, me alegra que te haya gustado, porque de verdad es un “pedazo” de edificio. Ahora me han entrado muchas ganas de ver de nuevo la iglesia de Villalba, de los mismos arquitectos: la visité en su día, hace años, pero hay que repasar.

xG

Pablo Vicens dijo...

Por si te interesa, tengo fotografías de este edificio (y de la iglesia de Villaba) en mi blog: http://pvicens.blogspot.com/

Saludos

xGaztelu dijo...

PVICENS, conocía tus fotos de RIVAS, que son magníficas, y en alguna ocasión hace tiempo había visitado tu blog: ahora lo seguiré más de cerca.

Gracias por presentarte, porque claro que me interesa lo que haces.

xG