miércoles, 28 de diciembre de 2011

SE ACABA EL AÑO (DE PRAGA)

En este año que acaba han pasado un montón de cosas.

De las que han aparecido en selecciónARTE no sabría decir cuáles han sido las más interesantes: quizá la visita al MUSEO DE ESCULTURA DE VALLADOLID; quizá la posibilidad de ver en Madrid EL DESCENDIMIENTO DE CRISTO, de CARAVAGGIO; quizá la lectura de LAS UVAS DE LA IRA; quizá la exposición de ANTONIO LÓPEZ o los textos de CLAUDIO MAGRIS. No lo sé, la verdad …

Lo que sí tengo claro es que uno de los acontecimientos 2011 de los que personalmente guardo mejor recuerdo es de mis días veraniegos en PRAGA.


2011 ha sido EL AÑO DE PRAGA. Mucho he dicho ya sobre la ciudad, su belleza, sus obras de arte, sus parques, su interesantísima arquitectura (¡el cubismo checo!). Vi mucho, fotografié mucho, he hablado mucho de PRAGA, tanto que algunas personas se ríen de mí y comparan mis fotos mil veces enseñadas con las del viaje de novios de una pareja pelmaza. Y precisamente dando la lata con el tema, varios me han asegurado que cuando de verdad hay que ver PRAGA es en Navidad: entonces sí que está radiante. Bien, pues por pura casualidad hace un par de semanas me llegó una de esas presentaciones de PowerPoint que circulan indiscriminadamente por la red con una fotos espectaculares (quizá alguno la hayáis recibido también). La mayoría de los correos de ese estilo que recibo los borro sin más, sin abrir siquiera; pero en este caso el remitente me aseguraba que disfrutaría, y le hice caso: eché un vistazo, y valió la pena. Así que, con el permiso supuesto del fotógrafo (no tengo ni idea de quién puede ser), aquí os las dejo: una forma estupenda de acabar un año, EL AÑO DE PRAGA, y de empezar a soñar en los destinos del próximo …

¡FELIZ 2012!

viernes, 23 de diciembre de 2011

CABECERA DE DICIEMBRE 2011: RUPNIK EN LA CATEDRAL DE LA ALMUDENA de MADRID

Durante el mes de diciembre de 2011 la cabecera de selecciónARTE es un detalle del mosaico de la Capilla del Santísimo de la Catedral de Santa María la Real de La Almudena, de Madrid, que representa la adoración de los Magos. Ha sido realizado por MARKO IVAN RUPNIK y el Taller del CENTRO ALETTI.
No quiero entrar hoy a valorar la Catedral: prefiero no hablar de su arquitectura, ni de su decoración, ni de sus obras de arte. Eso sí, me alegré mucho al saber que se habían realizado cambios en la Capilla del Santísimo, y más al saber que su autor era RUPNIK, un artista del que oí hablar hace años con motivo de la decoración de otra capilla en el Vaticano, y que me parece muy interesante. Aunque en Madrid hay otras obras de RUPNIK, ésta es la primera que veo en directo, y me ha parecido de calidad. Las propias imágenes, el tratamiento del mosaico, los colores … muchos elementos resultan afortunados. En esta ocasión quizá falla el propio espacio –pequeño, estrecho y alto- que dificulta una visión adecuada del conjunto; y el sagrario, con una decoración acertada pero con una forma que me pareció poco interesante.

Es, desde luego, un cambio a mejor muy notable respecto al recuerdo que conservo de ese ámbito. Y esto a pesar de las vidrieras que cierran los huecos de fachada y las lámparas que cuelgan del techo, que no sé si son de RUPNIK o no, pero en cualquier caso me parecieron desafortunadas tirando a muy desafortunadas.

Aprovecho para hacer una aclaración a los responsables de La Almudena (que seguramente nunca leerán esta entrada, pero ...): ahora sé que en la capilla no está permitido sacar fotos. Pero puedo asegurar que yo las hice sin saberlo: al entrar, las dos hojas de la puerta estaban completamente abiertas, y no vi los carteles; al salir, en cambio, las habían cerrado y descubrí que en las dos hay un cartel que lo prohíbe (lamentable señalética, por cierto).

Como algún otro año, en diciembre adelanto la entrada de la cabecera del mes para desearos a todos, con esta imagen tan propia, MUY FELIZ NAVIDAD.

lunes, 19 de diciembre de 2011

MI PLANTA DE NARANJA LIMA, de JOSÉ MAURO DE VASCONCELOS



Seguro que a todos os ha pasado alguna vez: te das cuenta de que tienes en las manos una obra de calidad, entiendes qué motivos hacen que le guste a todo el mundo, que las críticas sean estupendas, que se hayan hecho un montón de ediciones y traducciones. Pero no conectas con el libro que lees. Es bueno, muy bueno, pero algo te impide disfrutarlo. Descubres pequeños fallos, fallos que realmente no tienen ninguna importancia, que seguramente son del traductor, pero que ahí están. Llegas al final, y el libro no te ha conmovido, te deja frío y simplemente te encoges de hombros: bah! … Desgraciadamente esto es lo que me ha pasado con MI PLANTA DE NARANJA LIMA (O MEU PÉ DE LARANJA LIMA, 1968).

Zezé es un niño de cinco años. Un niño pobre, muy inteligente, muy sensible y muy trasto. Habla de todo con Minguinho, un árbol de naranja lima al que cuenta sus secretos y proyectos. Trasteando se hace amigo de Manuel Valadares, el Portuga, un hombre hecho y derecho, mayor, infinitamente mayor que él. A Manuel Valadares se le cae la baba con el crío, y para Zezé el Portuga es lo más grande del mundo. Hasta que llega el inevitable destino, y con él el final de la infancia.

MI PLANTA DE NARANJA LIMA cuenta una historia entrañable, amena, tierna, a ratos divertida y a ratos cruda (las palizas que recibe Zezé por sus trastadas son monumentales). Tiene algunos pasajes memorables (la breve visita al zoo de Zezé y el rey Luis en uno de los primeros capítulos, por ejemplo). Lo tiene todo para tocar la fibra, el corazoncito. Pero a mi no me ha tocado. No sé cuál es el motivo, y sea cual sea seguro que no es objetivo, pero me ha resultado un poco artificial, me ha chirriado tanto diminutivo y –tal y como está contada- no me termino de creer la relación entre Zezé y el Portuga, sobre todo por parte del adulto. Una pena, porque desde que hace meses vi en uno de los blogs que habitualmente visito –sinceramente, no recuerdo en cuál: lo siento!- la reedición que ha hecho LIBROS DEL ASTEROIDE, tenía muchas ganas de leerlo (y de que me gustara).

En cualquier caso pienso que MI PLANTA DE NARANJA LIMA es un libro muy recomendable, que gustará a casi todos, y que por supuesto no me arrepiento de haber leído: es ya un clásico.

martes, 13 de diciembre de 2011

EL HERMITAGE EN EL PRADO


El pasado día 6 fui a ver la exposición EL HERMITAGE EN EL PRADO; no me parecía el día más adecuado (supuse que estaría como el Ganges), pero como era la segunda vez que me invitaban no quise decir que no. La verdad es que había gente, mucha gente, pero la exposición se podía ver con relativa tranquilidad: a medida que íbamos avanzando por las salas los visitantes se iban diluyendo de manera misteriosa.

EL HERMITAGE EN EL PRADO me ha parecido una exposición interesante y que no hay que perderse. Aunque, en mi opinión, hay que ir no tanto –o no sólo- para ver las obras que se ven (algunas son muy buenas, aunque seguramente lo mejor se ha quedado en casa), como para darse cuenta del museazo que debe ser el HERMITAGE: una institución de primerísimo orden, completísima a pesar de las vueltas que le ha dado la vida (el primer capítulo del catálogo explica muy bien la creación y desarrollo del museo y sus colecciones). De lo que ahora se puede ver en Madrid me atrajeron especialmente las piezas de orfebrería, clásica (el oro de los Escitas) y menos clásica (el florerito de FABERGÉ, sencillísimo, es impresionante); me llamaron poderosamente la atención el pequeño modelo del ÉXTASIS DE SANTA TERESA, de GIAN LORENZO BERNINI, y la MAGDALENA PENITENTE, de ANTONIO CANOVA; las vistas de SAN PETERSBURGO y de las estancias de los palacios que hay al comienzo me resultaron muy interesantes; algunas pinturas son sensacionales: SAN SEBASTIÁN de TIZIANO, un BODEGÓN de ANTONIO PEREDA, o el RETRATO DE HOMBRE de FRANS HALS, por ejemplo. Pero contra todo pronóstico el cuadro que más impresión me causó fue COMPOSICIÓN VI, de VASILY KANDINSKY, que está al final del recorrido: espectacular.

Disfruté mucho en la exposición, la recorrí despacio, valoré lo que debió ser la corte de Pedro I el Grande y de Catalina II … Pero sobre todo acabé con una ganas tremendas, casi necesidad, de ir cuanto antes a SAN PETERSBURGO!

Y para acabar, una sugenrencia: con motivo de EL HERMITAGE EN EL PRADO y del año ESPAÑA-RUSIA, el PRADO ha traído del MUSEO PUSHKIN de MOSCÚ un cuadro de PICASSO sensacional: LA ACRÓBATA DE LA BOLA. Que nadie se lo pierda.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

MUSEO ABC DE DIBUJO E ILUSTRACIÓN en la CALLE AMANIEL de MADRID, de ARANGUREN & GALLEGOS ARQUITECTOS

Hace poco más de un año se inauguró el MUSEO ABC DE DIBUJO E ILUSTRACIÓN. Ocupa un edificio en el que, para empezar, me han hecho gracia un par de coincidencias históricas: construido por el arquitecto FRANCISCO ANDRÉS OCTAVIO a principios del siglo XX para MAHOU como fábrica de cervezas, fue ampliado poco después por JOSÉ LÓPEZ SALABERRY, precisamente el mismo que construyó la fachada del Edificio ABC de la calle Serrano (1ª coincidencia: de ABC a ABC) y que –entre otras muchas cosas- también realizó los primeros trazados de la GRAN VÍA, de la que tanto hemos hablado en selecciónARTE. Cuando MAHOU abandonó la fábrica, el edificio quedó en desuso durante años, hasta casi la ruina, pero la Comunidad de Madrid lo restauró para utilizarlo como Archivo Regional. Y cuando el Archivo se trasladó al edificio de Cervezas EL ÁGUILA (2ª coincidencia: de cerveza a cerveza), una obra estupenda de MANSILLA Y MUÑÓN de la que algún día tendremos que hablar, el inmueble de Amaniel volvió a quedar vacío y ABC se hizo con él para implantar su museo, contando con el estudio de los arquitectos MARÍA JOSÉ ARANGUREN y JOSÉ GONZÁLEZ GALLEGOS.

Hace un par de semanas me acerqué a ver MUSEO ABC DE DIBUJO E ILUSTRACIÓN, y no tuve mucha suerte: estaban preparando una exposición (supongo que la de manga japonés que ahora se puede ver) y únicamente era visitable la sala de exposiciones de la planta -2. Es verdad que me ofrecieron la posibilidad de sumarme a una visita guiada a la exposición temporal, en la que “al final enseñan algo del edificio”, pero ni tenía tiempo ni –tal y como me lo dijo la persona de recepción- me pareció que fuera a merecer la pena. Así que únicamente vi el exterior, la planta de acceso, y esa planta -2. También la cafetería, que tiene acceso independiente desde la calle.

La impresión que saqué –insisto: vi lo que vi, así que seguramente mi impresión es parcial e incompleta- es que el interior del edificio da poco de sí, aunque por algunas fotografías parece que en las partes altas hay piezas de más interés.La fuerza del proyecto del MUSEO ABC DE DIBUJO E ILUSTRACIÓN está en dos elementos exteriores: el patio de acceso que sirve de atrio, y la gran pasarela/viga que configura la entrada a ese patio (una de las entradas realmente, porque hay otra posterior).La Pasarela es el elemento singular que desde la calle trata de invitarnos a pasar, un reclamo contemporáneo potente en un entrono urbano clásico (muy próximo, por cierto, al CUARTEL DEL CONDE DUQUE y al CONVENTO DE LAS COMENDADORAS DE SANTIAGO). Una envolvente de celosía blanca que contiene una caja de vidrio donde se aloja la cafetería. Un extremo es el acceso desde la calle, y el otro –cerrado el día de mi visita, no sé en otras ocasiones- parece que es la primera planta del propio Museo. Esta larga pieza configura un hueco muy apaisado –ancho y bajo- que nos permite pasar al patio. Patio que el MUSEO ABC comparte con unas viviendas vecinas, un patio que es bifronte, tiene dos caras: el propio Museo (la primera cara) se resuelve con una fachada metálica donde las piezas de acero pavonado y los huecos de vidrio mateado de formas triangulares van multiplicándose de forma irregular hasta cubrirla por completo. Las viviendas (la segunda cara) ocupan dos fachadas. Son construcciones anodinas y con poco interés, y se han pintado en un naranja intenso que, desde luego, no dejará a nadie indiferente: seguramente da demasiada importancia a algo que no debería tenerla, pero a la vez consigue distinguir, sin lugar a dudas, al Museo de sus vecinos. El cuarto frente está ocupado por la caja de vidrio encerrada en su celosía metálica. El suelo del patio (que las viviendas naranjas juegan a no tocar) se ha pavimentado repitiendo el esquema de la fachada, como si fuera su reflejo. Y ese mismo diseño, aunque en otros materiales, lo encontramos de nuevo –más reflejos- en el techo de la sala de exposiciones temporales de planta -2 que está justo debajo del patio. Repito que me faltan elementos de juicio, pero lo que pude ver del edificio del MUSEO ABC DE DIBUJO E ILUSTRACIÓN de ARANGUREN & GALLEGOS ARQUITECTOS no me ha arrebatado, ni mucho menos. Es, desde luego, un edificio singular, con aspectos interesantes, y que seguramente activará la zona en la que se encuentra. Pero también lo encuentro un poco postizo, artificial, quizá excesivo [+ fotografías]. Del propio Museo no sé qué decir (por eso he hecho aclarado que se trata de mi opinión sobre el edificio) porque … el famoso archivo de dibujo e ilustración del ABC ¿acabará expuesto? ¿podremos contar con una colección permanente, o sólo se van a organizar exposiciones temporales con todos esos fondos? Es una posibilidad legítima, desde luego. Y quizá por eso los responsables del MUSEO ABC prefieren hablar de Centro de Arte.Una visita, en cualquier caso, que no está mal si uno recorre con tiempo esa zona de Madrid: los dibujos (la ilustración en general) siempre son entretenidos de ver, y ABC debe tener auténticas joyas.

MUSEO ABC. Centro de Arte, Dibujo, Ilustración. C/ Amaniel 29-31, 28015 Madrid.

viernes, 2 de diciembre de 2011

OTRA VEZ LOS TEATROS DEL CANAL, de JUAN NAVARRO BALDEWEG, ARQUITECTO

El domingo pasado los responsables de los TEATROS DEL CANAL organizaron TEMPOLISZT, una jornada de puertas abiertas dedicadas al músico húngaro FRANZ LISZT. Me enteré casi de rebote, por un comentario en el despacho, y pensé que era una buena ocasión para ver los TEATROS por dentro (alguno pensará que qué falta sensibilidad: 12 horas de música ininterrumpida y yo pensando en piedras … No le faltará razón: por desgracia -y lo digo de verdad: me da mucha pena- sé mucho menos de música clásica de lo que me gustaría, y desde luego mucho menos que de arquitectura). Ya habíamos hablado en selecciónARTE de los TEATROS DEL CANAL, de JUAN NAVARRO BALDEWEG, y en aquella ocasión explicaba que cuando fui por primera vez no llegué a ver el interior. Así que, cámara en mano, el domingo a primera hora de la tarde salí para allá. Muy bien, una grata visita. Primero, muy bien TEMPOLISZT, una jornada completísima en la que disfruté –de verdad- de varios mini-conciertos de piano. Y bien también el interior del edificio: las circulaciones, las relaciones espaciales, los acabados, la luz y los materiales están conseguidos. Es verdad que es un edificio pequeño, y eso se nota: todo resulta un poco justo, falta amplitud, y se echa de menos algún espacio más generoso propio de este tipo de usos; pero eso es un condicionante de proyecto (supongo que el suelo que había era el que había, y no se pudo ganar más), que además se resuelve con acierto. Quizá lo que me pareció más flojo son los muros ciegos del cerramiento exterior: los lucernarios superiores no consiguen meter suficiente luz, y el resultado es pesado e insulso. Seguramente no hubiera venido mal algo más del color exterior en el interior, alguna referencia al rojo y al negro de fuera que les diera carácter e interés (el color se reserva para las salas principales: la sala verde y la sala roja). Pienso que el edificio de los TEATROS DEL CANAL no es el no-va-más, pero sin duda es un edificio de calidad. Me volvieron a venir a la cabeza algunas imágenes y mecanismos de proyecto del gran ALVAR AALTO, al que ya cité en la entrada anterior (por desgracia aún no conozco en directo la obra del Finlandés –únicamente he visto un edificio suyo en Uppsala que no me entusiasmó- pero no pierdo la esperanza).

Aquí dejo más fotografías, por si a alguno le interesa darse un paseo por el interior de los TEATROS DEL CANAL.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

CABECERA DE NOVIEMBRE DE 2011: LUCIAN FREUD, IN MEMORIAM

Durante el mes de noviembre de 2011 la cabecera de selecciónARTE ha sido un detalle de REFLEJO (AUTORRETRATO), de LUCIAN FREUD. Óleo sobre lienzo pintado en 1985, mide 56 x 52 centímetros y pertenece a una colección privada.

LUCIAN FREUD falleció el pasado 20 de julio, durante mi estancia en PRAGA, y como allí no seguía con detalle la actualidad –un simple vistazo a la portada de algún periódico digital de vez en cuando- no me enteré de su muerte hasta hace pocas semanas. Valga esta cabecera como recuerdo de un pintor que siempre me ha resultado … vamos a decir inquietante, muy inquietante, pero al que hay que reconocer una obra de interés y calidad.

jueves, 24 de noviembre de 2011

VERDE AGUA, de MARISA MADIERI





Leí VERDE AGUA hace bastantes años, y tenía un magnífico recuerdo del libro de MARISA MADIERI. Así que, cuando casi a mitad de EL INFINITO VIAJAR vi que MAGRIS lo citaba, me entraron ganas de repasarlo: lo rebusqué en las estanterías de casa, di con él, y lo he leído casi de un tirón. Me ha vuelto a encantar.

VERDE AGUA es un diario que mezcla la vida de la autora entre 1981 y 1984, y los recuerdos de la emigración de su familia desde Fiume a Trieste después de la Segunda Guerra Mundial, cuando su ciudad deja de ser italiana y comienza a ser yugoslava (hoy, croata): toda la infancia y la adolescencia de la autora. MARISA MADIERI nos cuenta su educación. Nos habla de su familia: de sus abuelas, de sus tías y tíos, de sus primas. Nos habla del frío y de la pobreza, de la vergüenza de haberlo perdido todo. De sus amigas, de sus ilusiones, de su esperanza en el futuro, de su lucha. De la vida en el Silos, el campo de refugiados donde pasa todo ese tiempo. Y a la vez dedica algunas entradas del diario a su situación actual, a sus sentimientos y los de su familia: su marido (CLAUDIO MAGRIS), sus hijos, sus amigos.

MARISA MADIERI no pretende hacer historia en VERDE AGUA: simplemente relata sus recuerdos. Si uno no conoce lo que pasó al final de la Segunda Guerra Mundial en la zona de Dalmacia, no se aclarará más allá de lo que lee, no “aprende historia”.

VERDE AGUA es intimista, sobrio y terso, nostálgico. Poético a veces (las entradas actuales, especialmente). Como botón de muestra, el motivo que justifica el título: Hacia el final del segundo curso de bachillerato tuve ocasión de participar en alguna celebración en casa de mis compañeras. La primera vez me invitó mi compañera de pupitre, Marina, con la que estudiaba a menudo. Era hija de un magistrado y vivía en una casa que a mí me parecía un palacio. En el vestíbulo había espacio hasta para una mesa de ping-pong. Marina era una chica sencilla y generosa, que no me hacía sentir incómoda por la disparidad de nuestras condiciones económicas.

Sentí, en aquella ocasión, una alegría confusa, una gran turbación y el deseo de rechazar la invitación. A la timidez se unía la vergüenza de no tener nada adecuado que ponerme. Yo sabía que todas las chicas tenían vestidos ele gantes y vaporosos para las fiestas. Hablaban de ello en da se, describían la fantasía, el tejido, la hechura.

Mi madre me leyó el pensamiento. Llevó al Monte de Piedad, como había hecho otras veces, su brazalete de metal blanco y amarillo, después de haberlo lustrado a con ciencia con un paño para que brillara, y su abrigo de piel, probablemente de conejo, muy gastado. Esto le permitió comprarme una falda acampanada y un conjunto formado por una rebeca y un jersey de cuello redondo, de orlón color verde Nilo. Guardé aquel conjunto durante años, con celo, a pesar de que el tejido de fibra sintética, con los lavados, se volvió cada vez más largo y más ancho, hasta deformarse del todo.

También verde agua se llamaba aquel color, que para mí es aún hoy el color del amor.

En algunos momentos, mientras leía VERDE AGUA, me ha venido a la cabeza AUTORRETRATO CON RADIADOR: no son libros paralelos, pero a veces es fácil descubrir un tono común. Dos joyitas en tamaño octavilla.

CLAUDIO MAGRIS escribe un posfacio donde desentraña VERDE AGUA. Allí nos dice: Verde agua está lleno de cosas, de personajes, de gran Historia y de pequeñas historias, de acontecimientos picarescos y melancólicos, cómicos y dramáticos; de absorta meditación y de alegría festiva, de abandono a la plenitud del ser y pesadumbre dominada con impávido coraje; es un libro escrito contra el olvido, para rescatar el sufrimiento, para dar testimonio de gratitud, por pietas, por amor; un libro que dirige su amorosa atención a la vida menor y más débil, incluso a sus aspectos infinitesimales; un pequeño clásico contemporáneo, tal como ha sido definido. «Necesito tantas cosas para llenar pocas páginas», dijo Marisa Madieri en una entrevista. Pero todo esto se vuelve música del tiempo, con su continuidad, sus miedos y sus fracturas; el staccato se vuelve principio compositivo. «Nosotros —dijo la autora en otra entrevista— somos tiempo condensado», que la narración derrite y reconcentra. Un estupendo resumen.

Y una curiosidad más que nos vuelve a llevar a MAGRIS: uno de los personajes más entrañables de EL DANUBIO, la Abuela Anka, aquella que acompaña al autor por la región del Banato, resulta ser realmente pariente de MARISA MADIERI.

viernes, 18 de noviembre de 2011

UNA TEMPORADA PARA SILBAR, de IVAN DOIG


Octubre de 1957, el año del Sputnik. Paul Milliron ha vuelto a Marias Coulee, una aldea de Montana donde pasó la infancia, y mientras recorre su vieja casa recuerda en un largísimo flash-back el curso 1909-1910, cuando Rose Llewellin, Morris Morgan y el Cometa Halley pasaron por la vida del viudo Oliver Milliron y sus tres hijos, Paul, Damon y Toby.

La contraportada resume así la historia de UNA TEMPORADA PARA SILBAR (THE WHISTLING SEASON, 2006): “No cocina, pero tampoco muerde”. Así comienza el anuncio en el que Rose Llewellyn, una viuda de “buenas costumbres y disposición excepcional”, se ofrece en el otoño de 1909 como ama de llaves; la frase capta de inmediato la atención de Oliver Milliron, un viudo con tres hijos y poca maña en las tareas domésticas, que la contrata para poner un poco de orden en su casa de Marias Coulee, Montana. Y así comienza también la inolvidable temporada que Rose y su hermano Morris, un dandi sabelotodo, pasarán en este pueblo de granjeros. Cuando la maestra local se escapa con un predicador, Morris se verá obligado a aceptar su puesto; sus particulares métodos de enseñanza marcarán para siempre a los jóvenes alumnos de la escuela rural. Ni ellos ni la familia Milliron ni el pueblo de Marias Coulee volverán a ser los mismos tras la llegada de Rose y Morris.

Sobradamente conocido –ya hay muchos comentarios en la red- UNA TEMPORADA PARA SILBAR es un libro de esos que dejan magnífico sabor de boca, amable y entrañable, lleno de sensibilidad y a la vez nada dulzón ni ñoño. Me ha recordado, por ejemplo, a LA COMEDIA HUMANA, de WILLIAM SAROYAN. La novela de IVAN DOIG –como la de SAROYAN- nos confirma que no todo está perdido, que no todo es negro: que hay –o hubo- gente que sin ser perfectísima era buena, amable, solidaria … normal.

Siguiendo con la contraportada de la novela, se pone en relación a DOIG con STEGNER: Ivan Doig está considerado como uno de los mejores cronistas contemporáneos del Oeste americano, alumno aventajado de autores como Wallace Stegner o Norman Maclean. Una temporada para silbar es una de sus mejores novelas, fruto de su particular manera de entender la vida y la imponente naturaleza de Montana. Entiendo la relación, y comparto lo de alumno: DOIG es bueno, muy bueno, sin embargo no llega al nivel de STEGNER. En UNA TEMPORADA PARA SILBAR nos encontramos ante una historia con la que el lector disfruta, y mucho, pero que –por lo menos a mi- no me llega como me llegaron, me tocaron ÁNGULO DE REPOSO , EL PÁJARO ESPECTADOR y especialmente EN LUGAR SEGURO. Las historias de STEGNER me gustaría vivirlas, estar dentro, charlar con los protagonistas; ésta de IVAN DOIG la he seguido con auténtico interés, pero desde fuera: no me he visto implicado en ella.

En cualquier caso, UNA TEMPORADA PARA SILBAR es altísimamente recomendable, sin ninguna duda. Y me sigue alucinando cómo aciertan los responsables de LIBROS DEL ASTEROIDE