lunes, 16 de diciembre de 2013

LA MEJOR ARQUITECTURA MADRILEÑA DEL SIGLO XX, XII: LA SEDE DEL BANCO DE BILBAO en el PASEO DE LA CASTELLANA, de FRANCISCO JAVIER SÁENZ DE OÍZA, ARQUITECTO



Durante el mes de diciembre de 2013 una fotografía de la fachada del BANCO DE BILBAO, de FRANCISCO JAVIER SÁENZ DE OÍZA, ocupa la cabecera de selecciónARTE. Proyectado y construido entre 1971 y 1978 es otro de los edificios absolutamente emblemáticos de la ciudad, y desde luego incontestable en esta lista de lo mejor del siglo XX madrileño. Como ya hice al hablar de TORRES BLANCAS, recurro de nuevo al texto que se publicó en el monográfico de EL CROQUIS dedicado a OÍZA en abril del ’88:

 

Un edificio de oficinas debe ser entendido como institución e instrumento de trabajo. Como un mecanismo complejo y de gran movilidad, que se relaciona con las formas de la organización, con los sistemas de la producción, con las estructuras de los servicios, Debe ser entendido como paquete constituyente básico del sistema nervioso de los centros urbanos. La estructura de los edificios de oficinas, las sedes de la Organización, se liga históricamente con el desarrollo de los rascacielos y con el Movimiento de la Nueva Arquitectura. En principio constituyen apilados densos de servicios de complejos de organización y dirección, en puntos igualmente densos de las estructuras metropolitanas. Desde Sullivan en Chicago hasta Saarinen o Mies van der Rohe en Chicago o Nueva York, la historia del edificio de oficinas sintetizó la génesis del movimiento moderno de la Arquitectura en una línea lenta pero ininterrumpida de liberación de viejos conceptos, de superación de viejas estructuras y propuestas académicas en el entendimiento de las formas propias de las instituciones para la organización.

Nuestra proposición quiere ser entendida como un deseo inevitable de seguir en esta línea progresiva e ininterrumpida de desarrollo. Queremos huir de toda argumentación retórica y de todo fachadismo. Si tuviéramos que proponernos un modelo, pensaríamos en una formulación matemática o en un cerebro electrónico. Lo anecdótico, lo circunstancia, lo local, no queremos que fundamente nuestra propuesta. Suscribimos las palabras de Hannes Mayer a propósito de su propuesta para el Palacio de la Liga de las Naciones de Ginebra de 1926-1927: Como edificación orgánica expresa sinceramente que intenta ser un edificio para el trabajo y la cooperación... Como un deliberadamente ideado producto del hombre se ofrece en legítimo contraste con la naturaleza. Este edificio no es hermoso ni horroroso. Demanda ser evaluado como una invención estructural. Debemos ser conscientes de que tomamos una decisión arquitectónica y no solamente una respuesta funcional o estructural. Debemos ser conscientes de seguir un camino histórico en aquella decisión. Debemos despojar nuestra propuesta de contenidos que le son ajenos. Hacemos de nuestra proposición un objeto de selección, un producto de perfeccionamiento sucesivo.

Nuestro problema es el problema de un contenedor homogéneo, sin calidad de objeto visual. La respuesta a la movilidad de su organización interior y el confort fisiológico, constituyen y fundamentan nuestra forma. Es suficiente problema arquitectónico poner treinta plantas, una sobre otra, ponerlas con juicio, como para relegar al olvido ridículas intenciones u operaciones decorativas. Sede Bancaria, Edificio de Oficinas, Torre o pila de naves de Organización, la función se apodera de su propio prototipo. Ni museo, ni templo o iglesia, que escandalizaran a Sullivan: desde Sullivan comienza la emocionante carrera de perfeccionamiento de un prototipo, producto, repetimos, de serie y de selección, forma inevitable.

Pretende responder a aquel entendimiento del problema. Queremos poner 30 plantas, una sobre otra, que nos propongan la Arquitectura como servicio al hombre: queremos construir un apilado de 30 espacios altamente estimulantes, queremos construir, dijéramos, 30 ambientes.

La clave de la organización interior deriva de la necesidad de disponer con movilidad los espacios de trabajo interiores de forma que en cada momento y ante cualquier evento, la forma sea realmente el soporte de aquella libre organización de ambientes. Como una nave industrial, un edificio de oficinas es un plano complejo de trabajo, que se adecua en todo instante a su propia y precisa función productiva: la forma en que estos planos de trabajo pueden ser agrupados y divididos, trabados y separados, constituyen a clave propia de su esencia. Hemos pretendido liberar al conjunto del peso del núcleo de servicios (ascensores, escaleras, etc.), que inevitablemente jerarquizan las formas de aquel libre encadenamiento. Nuestras plantas pueden entenderse tanto como áreas de plaza urbana o áreas de plano industrial (espacios diáfanos de trabajo sin división ni obstrucción alguna), o comprenderse como una trama de calles con cuadras o áreas de trabajo más individualizadas o privadas. La liberación del núcleo central permite ambas situaciones extremas entre las que pueden insertarse grados intermedios muy diversos. Seguimos en esta línea las mejoras propuestas de Saarinen. Los paquetes o grupos de comunicación vertical —dos, de seis ascensores de ocho plazas— no predeterminan ni condicionan aquella libertad de organización interior que es la clave de la vida del edificio de oficinas en su desarrollo.

El esquema organizativo en sección vertical toma conciencia de su situación puntual, en torre, en relación con el tejido urbano de la ciudad, de forma que propone una sensible pero aparente degradación vertical de espacios y ambientes internos. Un tránsito continuo y gradual de los espacios públicos a los ambientes más privados. Los cuatro primeros niveles, más públicos, están espacial y visualmente relacionados mediante profundos cortes interiores que los comunican. Igualmente, cuatro grupos de escaleras mecánicas se suman a los dos paquetes de ascensores, relacionando más públicamente los primeros niveles interiores de la organización. La penetración exterior es sensible, en descenso, al patio de operaciones bancarias, y en ascenso, por las escaleras mecánicas, al Hall central de partida de comunicaciones de toda la torre. Grupos de locales comerciales envuelven el espacio central del edificio. El restante cuerpo bajo de tres plantas se ordena como remate frontal del grupo de locales en tres niveles que circundan el complejo de AZCA y se relacionan con la pila central de oficinas que constituyen nuestra propuesta, a través de dos pasos cubiertos lanzados sobre el espacio abierto.

LA ESTRUCTURA

En colaboración con el grupo de Arquitectos e Ingenieros que han integrado nuestro grupo de trabajo, la estructura ha ido tomando forma. Circunstancias de orden particular —paso sobre el ferrocarril y rapidez en la ejecución— han condicionado la gama de posibles propuestas. Hemos sido conscientes de que una torre es en parte un problema de estructura o esqueleto portante, aunque no es sólo un problema de estructura.

Nuestra propuesta se desarrolla en dos niveles diferentes. Una macroestructura resistente a las grandes acciones de gravedad o cargas dinámicas y una estructura de subdivisión espacial para lotización del espacio anterior en sucesivos planos de trabajo. La primera es de hormigón armado en su totalidad. Hormigón armado con encofrado deslizante (del que los ingenieros consultores tienen ya una directa experiencia práctica) para la creación de pilas de hormigón armado y elevación ulterior de vigas de hormigón armado postensado, eregidas utilizado como apoyo las pilas anteriores, para organizar cinco o seis núcleos arborescentes de extensión horizontal, que constituyen el entramado de desarrollo. Colgando o apoyando en esta macroestructura así constituida, aparece la estructura menor de subdivisión del espacio que se realiza totalmente en acero, incluido los forjados de piso (chapa plegada). Al ser una estructura localizada, sus secciones son mínimas y el encumbramiento en planta, también mínimo, para una económica situación de luces de vanos. Cada cinco plantas la estructura propuesta brinda una planta totalmente diáfana y sin pilares en sus 30 x 40 m2, lo que supone que un 20% del programa total de oficinas constituye un ambiente único de trabajo. Estas grandes oficinas diáfanas se han colocado en el proyecto en los espacios inmediatamente debajo de la gran estructura colgante de hormigón armado, de forma que el volumen interno de estas áreas de trabajo se incrementa con el espacio entre vigas.

La visible epopeya constructiva de la realización de esta estructura, será lo suficientemente evidente a nivel urbano, para que pueda ser percibida históricamente en forma imborrable.

Frente al concepto de edificio como acumulación de masas y formas, nuestra proposición quiere ofrecer una imagen de forma como respuesta al control energético del medio físico. El término dialéctico exterior-interior no se resuelve en una dicotomía absurda que separa rígidamente lo de dentro y lo de fuera mediante un elemental diafragma de vidrio, anulando ambos interior y exterior. Nuestra propuesta está en la línea de la definición compleja de un concepto de umbral, una zona límite de penetración de lo exterior en lo interno y de proyección —fisiológica y sicoIógica— de lo interior en lo externo. La tirante superficie vítrea que envuelve el medio interno acondicionado, se provee de una segunda envuelta o tachada sensible de un sistema fijo de elementos de parasol metálicos, que determinan en definitiva este concepto de situación de umbral o de anillo de interrogación dentro-fuera. La mujer en el umbral de su casa está tanto dentro como fuera de la misma.

La esquina como problema singular es afrontada en nuestra proposición en forma nítida: locales con doble orientación para una misma área de trabajo, locales con doble carga de acondicionamiento o de control ambiental no pueden justificarse, racionalmente hablando, y en consecuencia se replantea su problema en los justos términos funcionales. La esquina convencional obedece a una tecnología superada de ladrillo o de piedra que merece ser revisionada. Al problema del control climático que provoca la esquina, se une la acción de las cargas dinámicas (viento) que aconsejan su redondeo, como nos lo prueba lo propia experiencia del tiempo actuando sobre los viejos edificios. El falso concepto de Arquitectura industrial como Arquitectura de base estrictamente prismático-ortogonal, carece de fundamento serio. La coherencia de las nuevas formas de edificación con las formas que brinda el mundo de los objetos de nuestro tiempo, debe cumplirse con el mismo concepto de rigor histórico que siempre las ha identificado como pertenecientes a una etapa de cultura que las abarca y engloba, desde el objeto más ínfimo hasta la propia forma metropolitana. Nuestra propuesta ofrecerá un exterior nítido, pero protegido económicamente (control climático) de la incidencia perturbadora del medio físico. El exterior penetra al interior a través de esta fachada-esponja de piel sensible.


Por cierto: el edificio ya no es del Banco de Bilbao, que se está trasladando a su nueva sede en Las Tablas. Pero parece que uno de los acuerdos con el nuevo dueño es mantener durante unos años el logo del BBVA en lo alto de la torre ...

3 comentarios:

Varenka dijo...

Muy buenas fotos xGaztelu!

Varenka dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
xGaztelu dijo...

Gracias VARENKA. La verdad es que el día que las hice era precioso, y la luz de atardecer siempre da mucho juego para las fotos  ...

xG