sábado, 11 de noviembre de 2017

EL MAUSOLEO DE LENIN EN LA PLAZA ROJA DE MOSCÚ, de ALEXEI SCHUSEV

El MAUSOLEO DE LENIN es uno de los lugares más singulares de MOSCÚ. Entre la veneración (cada vez menor, sospecho) y la atracción turística (basta oír los comentarios de la gente que hace cola), miles de personas esperan a diario –creo que no exagero, al menos en temporada de verano- un buen rato para ver al líder revolucionario. A pesar de que algunos me desanimaron (¿qué necesidad tienes de aprobar con tu visita la actuación de ese personaje?, me insistían) no estaba dispuesto a perderme aquello: me parece que forma parte de la historia rusa. Y la impresión del visitante –al menos de este visitante- fue singularísima, inquietante, desasosegante.

Después de la espera uno recorre las tumbas de los prohombres soviéticos, y entra en la mole roja y negra. De la luz brillante se pasa a una oscuridad notable, la temperatura baja en un instante varios grados, y el visitante empieza a descender unas escaleras rodeado de soldados que exigen silencio sepulcral. Y entonces entra en la cámara, donde LENIN descansa en su catafalco tremendamente iluminado, vestido de negro y con la piel del color de la cera, captando sin remedio la atención de todos. Nadie se puede parar, y quien lo intenta es rápidamente amonestado por esos militares que le vigilan. Todos recorren el pasillo en U que rodea la urna y en un instante comienzan a subir de nuevo hacia la luz. Pocos segundos que les han dejado con el estómago revuelto…

Pero yo quería hablar del edificio. LENIN murió en enero 1924, y ALEXEI SCHUSEV recibió inmediatamente el encargo de construir una estructura que permitiera alojar sus restos para que los moscovitas pudieran despedirle. Lo que empezó siendo arquitectura efímera de madera (tres cubos muy sencillos a los pies de la muralla del Kremlin, en un lateral de la Plaza Roja) se convirtió muy pronto –seguimos en 1924- en una construcción mucho más estable y de dimensiones importantes, también de madera, que finalmente (en 1930) se transformó en un edificio permanente de trazas similares al anterior, pero ahora acabado en granito rojo (mucho granito rojo hay en MOSCÚ) y mármol negro. De aspecto sencillo y geométrico, el edificio tiene indudables referencias a las tumbas clásicas. Repasamos su historia en imágenes (las fotos en B/N han salido de distintas fuentes disponibles en la red):


Primer mausoleo de LENIN, enero de 1924.



Segundo mausoleo de LENIN, finales de 1924.






Tercer mausoleo de LENIN, 1930 (la foto es posterior, en la época en la STALIN también estuvo en el mausoleo…). Es el mismo edificio que vemos hoy.

El mausoleo cubierto durante la Segunda Guerra Mundial.

El MAUSOLEO DE LENIN, verano de 2017. 

KONSTANTIN MELNIKOV, con un estilo muy constructivista, proyectó la urna donde reposaba LENIN.


Allí se mantuvo hasta 1973, cuando fue sustituida por otra de diseño clásico diseñada por NIKOLAI TOMSKI que se mantiene hasta ahora.

2 comentarios:

Elena Rius dijo...

Me ha gustado esa crónica de tu desasosegante visita al mausoleo de Lenin. creo que yo tampoco me lo perdería si fuese a Moscú. Y el edificio me parece impactante: esa insistencia en la solidez (¿del comunismo?)... Por cierto, me gusta mucho más la urna constructivista que la actual.

xGaztelu dijo...

ELENA, ya ves que estoy colgando unas entradas menos personales y más “técnicas” (arquitectónicas) pero no podía dejar de describir la impresión que me causó ver a LENIN. Me dijeron que ahora se están planteando si dejarlo ahí o no, y quizá el centenario de su muerte (2024) sea el momento de quitarlo…

Y, desde luego, mucho mejor la urna de MELNIKOV (un auténtico maestro) que la actual, sin apenas interés.

Gracias por tu comentario,

xG